domingo, 28 de diciembre de 2014

No hay ni placer ni felicidad en los objetos sensoriales, por Atman Nityananda


No hay ni placer ni felicidad
en los objetos sensoriales
por Atman Nityananda

El Alma la felicidad y los deseos

Es verdad que en los objetos sensoriales no hay ni felicidad ni placer. Además no hay dos tipos de felicidad. La felicidad es un atributo de nuestra Alma (Consciencia) y podemos experimentarla cuanto nuestra mente está calmada y introvertida. La mente sosegada y enfocada en su fuente (consciencia) refleja naturalmente la dicha eterna y infinita que ya somos. Pero hay dos maneras experimentar la felicidad que ya somos. Directa y conscientemente a través de la meditación o cuando el ego es totalmente eliminado. Parcial e inconscientemente a través del cumplimiento de los deseos. Cuando un deseo se cumple la mente se vuelve, por un tiempo, calmada, concentrada e introvertida. En este estado mental la mente refleja naturalmente la felicidad de nuestro Ser interior o Consciencia. Pero nosotros no lo reconocemos porque el ego (junto con la tamas guna) pone un velo en este proceso y pensamos que experimentamos felicidad porque hemos conseguido el objeto deseado. A causa de esta ilusión estamos convencidos que la felicidad que experimentamos cuando cumplimos el deseo se proviene del objeto mismo. Y este engaño nos hace buscar la felicidad una y otra vez en los objetos y las situaciones exteriores.

El disfruto, el placer y el sufrimriento

En este mundo hay solo un placer, el placer sexual. Entonces la única manera para experimentar placer es hacer el amor. Pero a causa del órgano 'kundabuffer' y del orgasmo el placer sexual está ahora cristalizado en nuestro cambo energético como lujuria y pasión y asume la forma del deseo. Esta energía de pasión se proyecta no solo a los hombres y las mujeres sino también a otros objetos sensoriales. Por ejemplo, nuestro ego proyecta la pasión y la lujuria a la comida o la bebida. Entonces, cuando por ejemplo comemos un pastel que nos gusta, el placer que experimentamos no tiene nada que ver con el pastel sino es una proyección de nuestra pasión en ello. La lujuria que nos impulsa comer el pastel, en el momento que lo comemos se proyecta en ello asumiendo la forma del placer. Así cuando comemos el pastel experimentamos una sensación agradable junto con una sensación de placer.

Teniendo en cuenta que nuestra mente discriminativa está hipnotizada por la lujuria creemos que el pastel nos da placer mientras en realidad experimentamos solo nuestra lujuria o pasión sexual modificada y proyectada en la comida. La sensación agradable es un proceso natural y muy distinto del placer. El pastel puede ser agradable o desagradabe por distintas razones y en diferentes condiciones pero nunca puede ser placentero.

 Creyendo que el placer se deriva de los objetos se desarrolla poco a poco en nosotros el apego y la adicción a los placeres sensuales. Asì la lujuria nos impulsa, una y otra vez, a buscar y experimentar los mismos placeres a través de los mismos objetos - o otros similares. En realidad el ego sustituye  el placer sexual a través experiencias placenteras relacionadas con las comidas , las bebidas,  o otros objetos.

 Cuando no tenemos lo que deseamos o cuando perdimos el objeto querido nos sentimos desilusionados, tristes, incompletos, inquietos, descontentos, y experimentamos angustia, carencia,  etc. Todas estas emociones no tienen nada que ver con nosotros mismos (nuestra Alma o nuestra mente pura), son solo modificaciones de la energía de la lujuria que quiere siempre experimentar placer. Por eso, la única manera de liberarnos de las emociones anteriormente mencionadas  y todas las demás  (como ira, depresión, miedo, ansiedad, impaciencia, etc.), es eliminar la energía de la lujuria. Sin lujuria no hay apego ni sufrimiento.

Eliminar la lujuria no significa que tenemos que abandonar el disfrute de los objetos sensoriales. Una vez eliminada la lujuria podremos disfrutar los objetos sensoriales tal como son, sin proyectar sobre ellos la pasión ilusoria que está registrada en nuestro cambo energético. Además no experimentaremos sufrimiento en la carencia o la perdida de los objetos. Sin lujuria y deseos experimentaremos naturalmente y sin ningún esfuerzo la paz y la dicha de nuestra alma.

El rajas y tamas gunas causan la ilusión

La proyección de felicidad y placer en los objetos externos ocurre debido a la potencia de rajas guna y no podemos ser conscientes de ello ya que el tamas guna la encubre. Esto sucede en un abrir y cerrar de ojos y por eso es muy difícil para la mayoría ser consciente de ello.

El sattva guna el discernimiento e la indagación nos liberan de la ilusión y el sufrimiento.

 Cuando, por el aumento de la cualidad sattva en nuestra mente y por la discriminación (discernimiento) e indagación, nos demos cuenta de esta proyección ilusoria  comprenderemos que la felicidad no tiene nada que ver con los objetos sensoriales y que nuestro sufrimiento se debe a la energía de pasión y la lujuria que llevamos en nuestra psique. Con esta realización surgirá naturalmente en nosotros el desapego y el desapasionamiento (indiferencia) hacia los placeres sensuales. Finalmente a través el desapego, el discernimiento y la  meditación profunda podémos liberar nuesta mente totalmente de las energías del deseo y de la lujuria.

Cuanto nuestra mente está libre de pasión y lujuria, se hace tranquila y sosegada, clara,  aguda y se descansa naturlmente en su fuente (el Alma, Consciencia) y experimentamos paz y bienaventuranza sin limites.
 
  Paz, Luz y Amor